Amaya, una chica humana ajena a lo desconocido que se encuentra más allá de su comprensión, está por entrar en un mundo que solo creía posible en historias. El destino la lleva a las manos de un Alfa como su compañera y destinada. Sin embargo nada es como lo imaginó, pues descubre que él solo la está utilizando. Pero la suerte no parece estar de su lado!. Queriendo escapar de aquella manada y de las garras de un Alfa posesivo, es descubierta y encerrada. En un descuido ella sale solo para toparse con la que causará que sus siguientes días se conviertan en un infierno. Encerrada en una celda fría y torturada, Amaya ruega a una Diosa desconocida para ella. La Diosa de la luna. Cree que no es escuchada pero un día logra escapar. Fue la misma Diosa Selene quien la sacó de allí con un propósito. Ella es su escogida para cumplir una profecía olvidada. "Una humana nacerá para ser destinada a ser la portadora de mi poder de fuego, será ella quien los juzgue en mi nombre. La luna se teñirá de sangre dando paso al inicio de la era su destrucción." Una profecía que será cumplida haciendo temblar los cimientos de cada rincón del reino de los lobos. Estará el mundo sobrenatural preparado para lo que vendrá?. Está es la historia de Amaya una chica común que la vida obligó a pertenecer a un mundo que no era el suyo, convirtiéndola en guerrera y reina. Será que su compañero real logrará salvarla de su propia destrucción?. Podrá él derrumbar esos muros que Amaya construyó?. Será capaz de detener todo a tiempo?
Leer másPov Amaya
Miro a través de la pequeña ventana, las nubes blancas en el cielo. Cómo podría saber que este viaje me llevaría a conocer un mundo para el que no estaba preparada. Un mundo que me recibiría de una forma muy cruel y despiadada. Jamás en mis 19 años de vida, me hubiese imaginado que una Diosa que no sabía que existía, me elegiría para una misión. Una que podría destruirme a mí también. Y así es como comienza mi historia, llegando a la ciudad en busca de un mejor futuro, uno dónde realmente pueda encajar. Esa sensación de no pertenecer a ningún lado, la he sentido desde pequeña, talvez por el hecho de que mi padre nos abandonó o por algo que desconozco. Camino por la bulliciosa sala del aeropuerto dirigiéndome a la salida. Andaba tan absorta en mis pensamientos que por error choqué con alguien. —Lo siento, no me fijé. Me agaché rápido a recoger las cosas que se desparramaron por el suelo, aquella presencia seguía allí parada hasta que alguien más se paró a su lado informándole de algo. Alcé mi mirada al desconocido y unos ojos grises intensos me atraparon de inmediato. Me miraba fijamente con una mirada penetrante, pude sentir escalofríos en la espalda, él claramente era un hombre poderoso. Agaché la mirada, terminé de recoger las cosas rápido y me levanté. —Lo siento, perdone... Su mano se levantó y me asusté, por instinto di un paso atrás, pero él solo rozó mi mejilla. Temblé un poco al sentir extrañamente como chispas en mi piel explotando, ¿cómo puede pasar algo así? Su mirada se volvió oscura, intensa y con un brillo que desconozco. —Tenía algo allí, perdone, yo tampoco la vi, así que estamos igual. —Ssí... sí, no... no se preocupe. Él me sonrió y por un segundo me quedé atontada en su sonrisa. Pero sus ojos de depredador a punto de atacar me sacaron de ese trance y rápido apreté mi bolso y mi maleta y salí a toda prisa de allí. —¿Pero qué fue eso? Paré un taxi y me dirigí a la dirección que mi amiga Cris me mandó, ahí era donde iba a quedarme, un pequeño apartamento cerca de la ciudad y de mi trabajo también. Llevo mi mano a mi mejilla donde aquella sensación de hormigueo, persiste. Eso fue extraño, demasiado, y su presencia se sentía fuerte y poderosa, al punto de hacerme erizar todos los bellos del cuerpo. —Señorita, ya llegamos. —Sí, disculpe. Otra de las cosas de mí, es que soy algo distraída y a veces torpe, me siento nerviosa, por eso, Cris logró conseguirme un trabajo de mesera en un restauran exclusivo y espero no arruinarlo. Abro la puerta de lo que será mi refugio por los próximos, no sé... 30 años de vida talvez. Tomo mi teléfono y llamo a mi abuela para saber como sigue. Su condición es delicada y necesita una operación pronto, una de las cosas por la que estoy aquí; es por eso. Después de hablar un rato, cuelgo y me quedo viendo fijamente al techo, llevo de nuevo mi mano a mi mejilla y aquellos ojos grises regresan a mi mente. ¿Quién será él? ***** Me preparo para irme a mi trabajo, es mi primer día, así que debo hacerlo bien, por mí, por mi futuro, por mi familia. A pesar de que el día transcurrió bien y tranquilo, no puedo decir lo mismo de la noche. Es más agitada, pero estoy acostumbrada a trabajar bajo presión. Sin embargo, esa sensación de ser observada desde el área de arriba persiste, he intentado mirar de forma disimulada hacia arriba, pero los vidrios opacos solo permiten ver siluetas. ¡Debo estar volviéndome loca! Nota mental: pedir cita con un psicólogo. Salgo del trabajo tarde, camino por las calles solitarias para ir a tomar el bus. La noche es fría y gotas de lluvia empiezan a caer, aceleró el paso para que no me tome de sorpresa en la calle. Al girar la esquina me detengo cuando dos hombres comienzan a rodearme. —Por favor no... no me lastimen, les daré todo. Tomé mi bolso y se los entregué sin embargo, lo lanzaron a un lado y uno de ellos sacó una navaja. Mis ojos se abrieron con miedo y no pensaba quedarme ahí para saber que harían con eso. Comencé a correr en dirección opuesta, buscando la forma de llegar a la vía principal, pero apenas conocía las calles. Uno de ellos logró alcanzarme agarrándome con fuerza del cabello. —¿A dónde pensabas ir preciosa?, solo queríamos conocerte y pasarla bien contigo. Me aferraba con fuerza a su muñeca intentando soltarme mientras mis lágrimas comenzaban a caer. —Por favor... no me hagan daño, si quieren dinero... —Ya nos entregaste tu bolso, pero esos hermosos pechos se ven suculentos. El otro abrió mi camisa, rompiendo los botones, dejando expuesto mi brasier negro. Su mano comenzó a apretar mi seno con fuerza, un gemido de dolor escapó de mis labios y eso solo pareció excitarlos. Saqué algo de coraje y con fuerza golpeé al que tenía al frente en su entrepierna, el otro me lanzó al suelo para ir a ayudar a su compañero y esa fue mi señal. Me levanté y comencé a correr, metiéndome por callejones oscuros. —Perra, cuando te alcance voy a matarte. Escuché como venían, sentí que estaba perdida hasta que vi una salida, podía escuchar los carros cerca. Corrí en esa dirección y al salir, me estrellé contra un muro o eso creí. Me alejé cuando noté que era un pecho fuerte, alcé la mirada y me sorprendió saber quién era. —Allí estás perra, me la vas a pagar. Se detuvieron al ver al hombre a mi lado, Pero aun así lo amenazaron con la pequeña navaja. —Si no le molesta, tenemos cosas que arreglar con ella. Justo antes de que me alcanzaran, él dio un paso adelante y sin esfuerzo le agarró el brazo a aquel hombre y lo sacó de su lugar.Pov Hardick Estoy terminando de revisar unos documentos, cuando una pequeña presencia se cuela adentro. Aquella hermosa cabellera roja llega hasta mi pierna. La alzo colocándola en mi regazo mientras ella mira con curiosidad los papeles. Sostiene una hoja en sus manos que me pasa y miro el dibujo. —Me gusta, creo que lo colocaré justo aquí. La coloco alado de nuestra foto familiar, que pronto tendrá que actualizarse. Hizo un dibujo de nosotros, Mi Reina y yo sosteniendo su mano y Aitor alado de mi amada, con su pequeño hermanito que está en camino sobre su lomo. —Vengo a arreglar a Eliana, pronto estarán aquí los Reyes. —Siento que la estás preparando para el matadero. Le gruño a mi madre que rápido me reprende. —Hardick, el pequeño Alek ya parece amarla, él sabe que es su compañera, además, para que siga manteniendo los ojos morados, que por derecho solo lleva su lobo, solo significa lo poderoso que será. —Lo sé madre, lo sé, solo aún no me acostumbro a la idea
Pov Hardick Miro como Amaya rompe de nuevo, otro vestido, se acerca a mí y comienza a llorar mientras la abrazo, dejando besos sobre su hermosa pancita que ya está bastante grande. Ya solo faltan unas semanas para por fin conocer a mi cachorra y estoy más que emocionado. —Nada me queda bien, esto es un desastre, ¿todavía me amas verdad? Se supone que ya habíamos superado esta etapa, pero ella sigue estando igual de emocional que al principio. —"Admite que es divertido cuando nos despertamos a mitad de la noche con ella cabalgándonos" —"Al menos nos deja dormir más durante la noche" —"Se acostumbró a ocuparnos el día que no es lo mismo, jajajaj..." —Mi amor te amaré siempre, Aitor también lo seguirá haciendo, eres nuestra luz y nuestra vida. Vuelvo a besar su hermosa barriga y esta vez, observo como nuestra pequeña se mueve allí adentro. —Vamos Nena o llegaremos tarde a la ceremonia de "tu Alfa". Frunzo el ceño y digo aquellas palabras como si estuviera saboreando algo amarg
Pov Narrador Justo antes de que Amaya pudiera apartarse de Ónix, un gruñido fuerte resonó entre ellos. Amaya fue apartada de un tirón del regazo de aquel moreno, para encontrarse entre los brazos cubiertos con pelaje blanco de su Alfa. —Si te atreves a tocar a mi mujer desnudo de nuevo, juro que te arrancaré los brazos. La voz de Hardick mezclada con la de Aitor resonó en el lugar, haciéndolos temblar a todos, dejando escapar su dominio Alfa. Kayle cubrió el cuerpo de Ónix con una capa, iba a decirle algo y en ese momento, otros cinco hombres aparecieron completamente desnudos frente a ellos. Querían abrazar a su Reina por el regalo que les otorgó, pero rápido Hardick la alzó entre sus brazos y le rugió a todos. Se detuvieron de golpe sin decir nada, otros fueron rápido a cubrirlos con algo. Amaya solo se reía en su pecho mientras Hardick se alejaba del lugar con ella entre sus brazos. ***** Pov Amaya —Estás exagerando. —Verte a horcadas sobre otro macho desnudo, dónde cla
Pov Narrador Ahora se estaban enfrentando a la transformación total del Rey de los vampiros. Hardick se apartó de él antes de que un golpe lo tomara por sorpresa. Aitor llegó a su lado, con su pelaje brillando, la media luna en su cabeza brillaba con un rojo intenso. El cuerpo de Hardick fue rodeado por dos auras danzantes, blanca y roja, fuego y luz. Él estaba dispuesto a luchar por lo que ama, por su compañera, por su cachorra, por un mundo para ellas. Pero no estaba dispuesto a morir, él estaba decidido a ver crecer a su hija y a volver a pasar la misma etapa con su compañera. Darius se abalanzó contra ellos, Aitor saltó al aire clavándole los colmillos. Hardick fue hasta él y luchaba con sus garras enfrentándose a las poderosas alas de Darius que estaban siendo mutiladas. Un giro brusco y se deshizo del lobo para luego lanzarse sobre Hardick, arrastrándolo y elevándolo por los aires con sus alas rasgadas. Garras cortaban la piel, rugidos, resonaban desde lo alto. Ninguno
Pov Narrador Amaya se levantó del suelo y con su dedo dibujó runas en el aire, las elevó al cielo y las envío en dirección a sus Alfas. Un sello cayó sobre ellos, sus cuerpos de lobos, estaban siendo reemplazados por llamas, la transformación en forma de humano dejó perplejos a muchos, pero eran intocables. Los vampiros retrocedieron mientras Cerberus se abalanzó contra ellos, pero sus garras no les hacía daño, traspasaban aquel cuerpo hecho totalmente de llamas sin poderles hacer nada. Cuando Amaya miró hacia la vampira, esta estaba levantándose, su cuerpo era rodeado por una tenebrosa oscuridad. Una cuchilla oscura se materializó de aquella oscuridad. Se lanzó contra Amaya fuerte, implacable y letal, sus golpes certeros y fuertes, su poder oscuro oprimiendo al de su oponente. Clavó peligrosamente aquella arma cerca de su vientre, Amaya solo tomó su mano mientras escupía sangre. —Tú y ese maldit0 pequeño que llevas dentro morirán, todo el Reino de los lobos caerá y tú... ya n
Pov Narrador Alzó su mirada para ver a su Reina, se veía agotada y cansada, ella había dado su vida por un mundo al que no pertenecía y aún estaba dispuesta a luchar por ese mismo mundo cruel que la marcó. Mariel rompió el collar y conjuró palabras que solo ella entendió. Amaya alzó sus ojos para ver como Mariel lloraba y abrió los ojos una última vez para ver a su Reina. Amaya quería ayudarla, liberarse para poder ayudarla, pero no podía, estaba perdiendo la batalla. Las palabras comenzaron a salir de su boca, sin poderlas detener, lágrimas caían de sus ojos al escuchar como estaba conjurando el ritual que acabaría con su vida y la de su bebé. Pero no sé fijó que alguien más, repetía las mismas palabras que ella, que un hechizo doble se estaba elevando al cielo. Las nubes comenzaron a arremolinarse cubriendo el sol, quedando casi a oscuras. Fuertes rayos caían a su alrededor, incendiando árboles, abriendo la tierra. De esta, comenzaron a salir serpientes, oscuras, con cuernos
Último capítulo