Evelyn
Una vez los planes para la mañana siguiente quedan listos, todos nos vamos a descansar con el corazón hecho un nudo.
La tienda de campaña está en silencio, salvo por la respiración tranquila de Leonard a mi lado. La lona se agita con el viento suave de la noche, y afuera el bosque parece contener el aliento.
Pero yo no puedo dormir. No cuando sé que mañana vamos a poner en riesgo a Alex. Otra vez. Por mí.
—No estoy de acuerdo con esto —susurro, dándome la vuelta en mi saco hasta quedar frente a Leonard, que abre los ojos lentamente, como si ya supiera que no estoy bien.
Él me observa un segundo, sin decir nada. Luego extiende el brazo y me atrae hacia él, envolviéndome con su calor. No me resisto. Me hundo en su pecho, pero las palabras siguen quemándome por dentro.
—No debería ser Alex —susurro, con la voz tensa—. No es justo. Él no tiene por qué arriesgarse por algo que… que me corresponde a mí enfrentar.
—Evelyn… —su tono es bajo, paciente—. Alex no lo está haciendo por obli