Capítulo 73.
Voces. Algunas eran gruñidos, otras sollozos, otras súplicas. Todas distintas, todas instándome a despertar… pero yo estaba agotada. No quería. No podía.
Olores iban y venían, acariciándome como ráfagas lejanas mientras intentaba abrir los ojos sin éxito.
Cuando por fin lo logré, la brillante luz que entraba por la ventana me cegó. Parpadeé, confundida, hasta que el rostro lloroso y demacrado de Mariana apareció en mi campo de visión.
—¿A… Alina?
La miré sin comprender. ¿Por qué se veía así?
Una punzada me atravesó la sien, y de pronto todo lo ocurrido regresó en un torrente de imágenes que me mareó.
Mariana chilló y se levantó de un salto.
—Espera… debo ir por...—
La puerta se abrió de golpe. Mis padres irrumpieron, una nube de preocupación envolviéndolos. Me arrancaron de la cama entre el sollozo ahogado de mamá y las amenazas furiosas de papá de “eliminar a todos los jodidos humanos”.
Me abrazaron tan fuerte que pensé que me romperían las costillas. Y entonces me preguntaron cómo e