Capítulo 36: Desafíos.
La Luna creciente brillaba en lo alto, y bajo su tenue luz, el pasto verde de los prados, parecía resplandecer. Las luces del auto Génesis, iluminaban el camino a duras penas, y sin detenerse, la albina sentia que su joya lunar le quemaba el pecho.
Llegando a aquel pueblito en medio de la noche, rápidamente Génesis bajo de su vehículo y corrió para tocar la puerta de la casa de su única amiga, quien rápidamente le abrió.
— Génesis, ¿Qué ocurrió? — cuestionó Benazir, que asustada estaba sorprendida de ver a la loba blanca allí.
— Ayúdame, Benazir, no se que es lo que me está pasando. — aseguró Génesis.
— Entra, por favor. — pidió la loba Ben.
Dentro de la casa, un hombre humano rápidamente despejaba el gran sofá de la sala para ayudar a sentar a la albina.
— Por favor, prepara algo de te y saca las galletas de la alacena, querido Jhon. — pidió Benazir a su esposo humano.
En Gevaudan, Francia, Leopoldo miró con atención las pinturas de lobos que había en aquella sala de estar.
— A