Lyon entró a la habitación, pensando que Aysel estaba despierta le hablo.
—Aysel tenemos que…—no terminó la frase, al ver la cama ella dormía tranquilamente.
Se acercó sin hacer ruido, después de muchos días, ella podía descansar en una cómoda cama.
Se sentó a un lado de ella, el Alfa Obedt tenía razón, a pesar de la cicatriz Aysel era hermosa, ¿Por qué ella no había sido su compañera elegida desde nacimiento?
Era una pregunta que se hacía con frecuencia desde que la tomo como luna.
Si ella lo hubiera sido, nunca la hubiera llamado luna de reemplazo, Radolf había tenido razón en una cosa, ella siempre debió ser la luna de la manada.
Con las yemas comenzó a acariciar su fino rostro, su frente, su mejilla, su cicatriz
Aysel al sentir su sutil caricia comenzó abrir los ojos lentamente, al verlo dejó escapar una sonrisa.
—Volviste —Lyon le regreso la sonrisa —estas muy cansado… —dijo un poco adormilada.
—No, Aysel tenemos que hablar —replico mirando como ella intentaba te