Dominic
Caminaba en mi habitación de un lado a otro, en mis pensamientos solo rondaba mi bella pelirroja, sentirla en mis brazos, sus labios, su fragancia, en definitiva era la mujer de mi vida, ese beso solo había ocasionado que me obsesionara más de ella, recuperarla y hacerla mi mujer, pero había tres obstáculos, sus tres hijos, porque el imbécil de su esposo no era rival para mí.
No tenía problema en criar a sus hijos pequeños, pero Eva si me traería problemas, ya una chica con mayoría de edad y podía quedar con su padre, solo quería a Bell, pasar noches pasión, así como hace dieciocho años.
—¿Qué pasa hombre? —Fede entró a mi habitación —Tienes h