La invitación aunque sorpresiva le caía como anillo al dedo a Egon. El sonrió y dijo:
Será todo un placer quedarme a beber el té con ustedes. Andye, quisiera lavarme las manos, puedes indicarme un lavamanos por favor.
— Claro. Vamos, acompáñame por aquí. Qué bueno que conociste a mi padre. Cómo te contó él perdió a sus padres cuando era un niño pequeño en un accidente. Justo recién fue su aniversario luctuoso. Es por eso que está nostálgico.
— Es una pena. Ningún niño debería crecer sin sus padres. Sin su cariño y su guía se vuelve mucho más difícil. — Egon reforzó en ese mismo instante que lucharía por llegar a su hijo costara lo que costara.
Después de corregir la cláusula ya estaban los CEOS sentados en la cómoda sala cuando la señora de la casa apareció con su hija Andrea.
— Hola papá, vine a tomar el té con ustedes, Andye, cada día estás más apuesto hermano.
— Andrea, te presento a nuestro nuevo socio el CEO Egon Drimitry. Desde hoy nuestras compañías son como her