91. Tensión
Amber
Pasé la noche en vela, sentada al lado de Leonardo. Desde el momento en en que su cuerpo comenzó a arder en fiebre, el sueño se volvió imposible. Gemía bajito con cada movimiento, y el dolor estampado en su rostro me dejaba aterrada. Cambié las compresas en su frente tantas veces que perdí la cuenta.
"Estoy bien," murmuraba ocasionalmente; su voz ronca, intentando sonar convincente. Pero no me engañaba. Quería tranquilizarme, pero el calor que emanaba de su piel me decía lo contrario.
Cuando el sol comenzó a teñir el cuarto con tonos suaves de naranja, me levanté y caminé hasta las ventanas. Cerré las cortinas, amortiguando la luz para que pudiera descansar más. Finalmente parecía haber cedido al sueño, y no quería que nada lo perturbara.
En el clóset, cambié el pijama por algo más práctico. Cada movimiento era silencioso, cuidadoso para no despertarlo. Después de atar el cabello en una cola de caballo, salí del cuarto. Necesitaba organizar el día y pedir ayuda para lidiar con e