124. Desesperación
Leonardo
Descolgué el teléfono temblando de rabia. Ni siquiera en el día más importante de nuestras vidas teníamos un poco de paz.
"¿Dónde está mamá?", la vocecita de Louis cortó el aire como un cuchillo, cargada de una preocupación infantil que solo hizo que mi corazón se apretara aún más.
"Ella no se sentía bien, piccolo," respondí con una calma que no sentía, forzando una sonrisa para tranquilizarlo. "Magnus la llevó a casa para que descansara."
Bella tiró de mi camisa; sus ojos grandes y brillantes fijos en mí. "¿Mamá está enferma, papá?"
"No es nada grave, principessa," murmuré, pasando la mano por su cabello. "Solo necesita descansar un poco; está bien, ¿vale?"
Mis padres, sentados a la mesa con los gemelos, intercambiaron miradas cargadas de preocupación. Mamma intentaba disimular, pero sus ojos lo revelaban todo. Papà parecía a punto de hacer preguntas, pero negué levemente con la cabeza, señalando que hablaríamos después. Por ahora, el foco era sacar a los niños de allí en se