22 de Diciembre de 1815, Suffolk.
Un sueño que jamás creyó que se volviera realidad…
Era el día de su boda, después de que se había obligado a sí misma a apartar ese pensamiento de su mente, puesto que su situación no era la más favorable y todo estaba en contra cuando de encontrar pretendientes se trataba, es que ni siquiera tenía tiempo para eso cuando estaba tratando de protegerse a sí misma de su familia. Pero la realidad le había dado el más grato de los golpes de suerte, y no se imaginó que el acto de salvar a un bebé de una trágica muerte la llevaría a estar allí, de pie frente al espejo, vestida con su traje de novia, con la cabeza llena de sueños y el corazón colmado de amor.
James le había dado total libertad de elegir cómo quería que fuera la ceremonia que los uniría en sagrado matrimonio. Evangeline no quería nada extravagante y vio la expresión de alivio en la cara de su prometido cuando le hizo esa confesión, cosa que la hizo sonreír a ella. Así que decidió que usarían l