—Yo dije que no. ¡No me iré sin mi hermano!—Ella hervía con una voz baja y amenazadora mirándolo directamente a los ojos.
Apretó la mandíbula y ocultó sus emociones por completo. Podía leer sus pensamientos tan claros como la luz y podía oler su miedo a kilómetros de distancia. Estaba petrificada, no por ella misma sino por su hermano.
¡Podía usarlo!
¡Un pirata será un pirata al final!
—Trae a los esclavos que no se han llevado