Capítulo sesenta: verdades en shock.
Caminando apurada por la uni, no pude evitar notar un rostro conocido sentado en una esquina de la cancha; con un aspecto muy deprimido. Tenía los codos apoyados en sus rodillas y su cabeza agarrada firmemente entre sus manos, sabía que si me detenía llegaría tarde a clases, pero mi corazón era muy insistente; si lo veía mal, me obligaba a detener mi camino y sin darme cuenta ya estaba parada frente a él.
—Emm hola, ¿te encuentras bien? — con voz muy sutil hice mi pregunta.
Él al escucharme levantó su mirada hacia mí y luego respondió,
— Hola Lupe, tranquila; estoy bien.
Su respuesta me sonó falsa por todos lados. Su rostro demacrado; su mirada perdida, el verlo alejado del resto; sin una sonrisa rebosante de vida, dejaba muy en claro que algo estaba mal.
Suspiré profundamente y luego me senté a su lado, apoyando mi mochila en mis rodillas,
— No me mientas, si no quieres decirme qué te pasa está bien; pero somos amigos hace años y te conozco, sé que algo está mal.
Él