Tras un breve momento para desayunar, la mañana se veía bastante cargada, fuimos a ver el apartamento y en efecto este estaba cerca de todo. Un lugar bonito y amplio. El apartamento estaba en el último piso y eso era bueno, podía perderme en el enorme espacio de la terraza. Contaba con tres habitaciones; dos baños, cocina; comedor y un living espacioso.
También tenía un buen precio de venta y terminó convenciéndome, sin dudar firme los papeles, haciéndome la propietaria de ese lugar.
Luego le pedí a Steven que me dejara en el hospital y fuera a levantar las maletas y hacer los arreglos pertinentes en el nuevo hogar. Este para mi suerte ya estaba amueblado, pero de todos modos quise hacer algunos cambios menores, ahí tendríamos cada uno su intimidad y un cuarto extra para cuando papá viniera a verme.
—Buenos días— una enfermera encargada de la recepción me saludó apenas cruzando las puertas,
— Hola buen día, soy Fernanda la accionista, ¿podrías decirme donde queda mi oficina?