Capítulo cincuenta y cinco: Necesitándote.
Pasé tu funeral en una celda junto a Renato, Luca y Jesua. Ya nada me importaba, te había perdido, mi mente estaba hecho un caos, me sentía culpable por no haberte acompañado ese día y no haber estado contigo en el funeral. Sentía que te había traicionado, que había defraudado todo el amor y la confianza que tenías por mí. Ni siquiera había escuchado el sonido de la reja abriéndose,
—Ustedes cuatro pueden irse, no levantaron cargos contra ustedes.
Me levanté del suelo y salí de ahí en silencio, afuera estaba Dilan esperándonos junto a Pablo que había traído mi auto,
— Me voy solo— dije sin ganas antes de subir al auto,
— Espera Matt, ¿a dónde vas? — preguntaron, pero solo arranqué el motor y salí de ahí sacando chispas.
Pude escuchar los gritos de los demás, pero no me importó. Conduje sin prudencia alguna hasta llegar al cementerio y entre como caballo desbocado buscándote.
Cuando por fin te encontré caí rendido frente a esa lápida con tu foto, en ella te veías prec