Entonces
La puerta se abrió de golpe.
Luke se sorprendió, pues había despedido a todos sus sirvientes antes de encargarse de Maya.
¿Quién podría ser?
Se volvió y vio la puerta abierta. Una sombra alta y oscura se acercó. La temperatura en la habitación descendió de inmediato, y la inquietud se volvió palpable.
Alexander apareció y presenció la escena.
—¿A-Alexander…? —balbuceó Luke, incrédulo. ¿Había venido a salvar a Maya? ¿Cómo sabía que ella estaba allí?
Maya usó sus últimas fuerzas para arrastrarse hacia la pared y apoyarse en ella. Aunque Alexander había llegado, no tenía energías para reaccionar. El ataque de asma era demasiado agonizante.
Era como si alguien le apretara la garganta, impidiéndole respirar. La muerte y la asfixia podían alcanzarla en cualquier momento.
Alexander ignoró la confusión de Luke y caminó directamente hacia ella. Le levantó la barbilla con suavidad y notó su mejilla hinchada. Sin dudarlo, le introdujo un inhalador en la boca. Luego tomó sus manos con fi