61. Diosa Cornuda, déjame en paz
La noche cayó sobre el Reino de Aire como una caricia suave. Pero para Dayleen, la oscuridad nunca traía descanso.
Había pasado el día en silencio, empacando sus cosas, preparando lo necesario para partir al Imperio Real de Aryndell. Xavier no había regresado como había prometido. Estaba lidiando con la noticia del cachorro de Nür, con sus soldados, con sus deberes.
Y ella… tenía que seguir adelante con o sin él. No iba a esperarlo, necesitaba demostrarse así misma que podía ser fuerte e independiente.
Fingía que no le dolía. Fingía que no se moría por dentro. Tenía que eclipsar todos sus sentimientos y perseverar para dar la imagen que quería dar: una Guardiana poderosa lista para cumplir con su misión.
Ese día se acostó temprano. No habló con Annika sobre cosas más que estrictamente necesarias, dejo a un lado hablar sobre su "crisis romántica". No escuchó el viento como normalmente hacia, se sentía arrullada por sus suaves ventiscas amistosas. Era una entidad viva e incorpor