58. Deseo ser la única
El silencio se volvió tan espeso que ni el viento se atrevió a mover una hoja.
Xavier no se movía. Las palabras del soldado seguían rebotando en su mente, como un eco que se repetía una y otra vez sin darle tregua.
"Su concubina Nür… lleva en su vientre a su cachorro".
Dayleen lo miraba en silencio, con los ojos llenos de acusación. Esperaba una respuesta, aunque fuera una negación. Algo que le hiciera ver que eso no era verdad.
Pero Xavier cerró los ojos. Y llamó a su lobo.
“¿Es cierto?”
Por un segundo, no hubo respuesta.
Y luego, una oleada cálida, suave, como un corazón latiendo muy lejos… llegó a él.
«Sí. Creo que puedo sentir algo», respondió con sorpresa.
El alma de su cachorro.
«Parece que la concubina está embarazada. Y siento un ligero vínculo con el cachorro, aunque eso debería ser posible. ¿No crees? Es muy pronto para sentirlo», sonaba confundido.
Frunció el ceño. Eso era cierto, apenas tenía menos de dos semanas que sucedió el encuentro. ¿Cómo es posible que sin