100. El pasado regresa
El sol apenas comenzaba a alzarse cuando Tauriel y Evelyn salieron de la catedral por una puerta lateral. Los guardias que los acompañaban caminaban detrás en silencio, atentos a cualquier movimiento.
Habían pasado la noche hablando con los acólitos de fuego, intentando desentrañar las piezas de un rompecabezas olvidado. Lo que descubrieron no fue tranquilizador.
Los líderes antiguos de la manada de Fuego —el Alfa Orduk y su Luna— habían desaparecido hacía diez años, justo cuando los portales entre el mundo humano y el "espiritual" comenzaron a debilitarse. La versión oficial decía que habían partido para sellarlos, para evitar que fueran usados por enemigos, ¿cuáles enemigos? No les dijeron. Pero los acólitos confesaron algo más inquietante.
—Nunca volvieron —les habían dicho—. Y no hubo más noticias desde entonces. Tampoco regresaron a Aryndell. Es como si se hubieran esfumado, no hemos tenido avistamientos de ellos desde hace diez años.
Evelyn no podía dejar de pensar en eso mi