Capítulo 120 —La pu*ta Jefa
Narrador:
Ambos quedaron jadeando, exhaustos, temblando todavía por las sacudidas del clímax. Sofía se dejó caer sobre su pecho, la frente pegada a la curva de su cuello, y Renzo le pasó una mano por la espalda, todavía agitada, abrazándola como si necesitara asegurarse de que era real. Se quedaron así unos minutos, hundidos en un silencio que no pedía palabras. Sus cuerpos desnudos aún entrelazados, la respiración buscándose, el calor compartido. Renzo cerró los ojos un instante, dejó escapar un suspiro áspero. Sofía levantó apenas la cabeza, lo miró a los ojos con lágrimas mezcladas con sudor, y se volvió a apoyar en su pecho, aceptando el momento tal como era: crudo, imperfecto, pero suyo. Y así, rendidos y abrazados, se quedaron tendidos sobre la cama, sabiendo los dos que aquello no era una reconciliación, pero tampoco podían alejarse.
Sofía seguía apoyada en su pecho, sintiendo todavía los latidos desbocados de Renzo golpearle contra la mejilla. El si