Las manos de Osiel recorrieron con una caricia mínima la piel expuesta de las piernas de Alana, provocando que su corazón se acelerara, a la vez que el Alpha dejaba salir adrede sus feromonas, relajándola, seduciendo a la pelirroja, a quien los parpados le pesaron, y sus manos se posaron en el pecho desnudo de su Alpha, a diferencia de aquella noche, ahora Alana lo estaba tocando, caricias torpes, que al Alpha le encantaban.
— No importa lo que necesites pequeña, solo dímelo y lo hare, lo que sea, incluso si es un sueño, debes decirle a tu Daddy lo que quieres. — la voz del Alpha era miel pura, era una dulzura que Osiel no le había brindado a ninguna mujer con la que pudo estar en el pasado, porque era solo para su luna.
— Daddy… — suspiro Alana y Osiel llevo sus caricias un poco mas arriba, subiendo por sus muslos hasta rozar su trasero desnudo. — ¿Por qué demoras tanto en regresar estos días? — un ronroneo permanente se instalo en el pecho del Alpha, era la satisfacción de que su lu