Capítulo 86 La Opera
Alguien debía romper el hielo, y por educación, Elizabeth decidió que sería ella. Miró al hombre que tenía una sonrisa indescifrable.

—Nunca pregunté… ¿cómo se llama la ópera que disfrutaremos? —preguntó, sonriendo con cortesía.

Él la miró de reojo y sonrió, complacido.

—Es verdad, no te lo dije. Iremos a ver Les Contes d’Hoffmann. —La volvió a mirar—. ¿La conocés?

Elizabeth sí la conocía. Sintió que el universo parecía conspirar contra ella. La obra era maravillosa… una exaltación al amor, en su opinión.

—Sí, la conozco… Mi madre la escuchaba —dijo por lo bajo.

—¡Pues qué coincidencia! —celebró él—. Entonces la disfrutarás, sin dudas.

—¿Usted cree? —rio, algo nerviosa.

—Claro que sí. No pienses en lo que te pasa, piensa en tu madre. Estoy seguro de que eso te hará feliz.

Cuando llegaron al teatro, todo estaba iluminado. Esa noche era el estreno y muchas personalidades se habían invitado, entre ellas, Adrián.

El valet abrió la puerta del coche, y Adrián le ofreció el brazo a Elizabeth.
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