Capítulo 52 Me quiere, No me quiere...
Agotado, pero con un panorama más claro, Federico sabía lo que tenía que hacer: debía encontrar a Elizabeth y, por una vez en su vida, decir lo que sentía sin rodeos.
Estaba seguro de que Alfonso la había ayudado a irse. ¿Quién más si no?
Marcó el número de Lucía. Al ver el nombre en la pantalla, ella puso los ojos en blanco.
—¡Otro más! —refunfuñó—. Diablos, Liz... si tengo que seguir soportando a tus enamorados, ¡voy a tener que empezar a cobrarte por atenderlos! —rio, contestando con ironía—. ¿Sí, diga?
Federico se mordió los labios, conteniéndose.
—Supongo que sabes por qué te llamo.
Lucía saboreó el momento. "Maldito... tomarás tu propia medicina", pensó, disfrutando del karma.
—Si estás buscando a Elizabeth, no está aquí. Y si piensas hacerle algo a mi hermano, ni te desgastes, no hace falta: él tampoco sabe nada.
Frunciendo el ceño, Federico reprimió una mueca de disgusto.
—¡Eres su amiga, algo tienes que saber!
—Sí. Sé que se fue el domingo después de discutir contigo. Desde en