Eran las 11:00pm y Elías regresaba a su casa, al abrir la puerta y entrar miró la lampara de la sala encendida y un bulto en el sofá.
― ¿Dónde estabas? ¿Qué son estas horas de venir? ―preguntó Teresa molesta.
― ¿Por qué te interesa donde este? No tienes algo más importante que hacer, vete a dormir y no me vuelvas a esperar, porque recuerda que nada de esto es verdad, todo es por un maldito contrato para yo quedarme aquí y no regresar donde vive Bernard ―gritó Elías molesto.
― ¿Ya no me amas a como lo hiciste antes? ―preguntó.
―No, ya no te amo y que te quede claro eso ―respondió
―Está bien, como ya no me amas no tengo nada que hacer aquí, me iré y perderás todo lo que tienes aquí ―amenazó Teresa.
―Has lo que quieras, me da igual ―caminó hasta su habitación cerrando la puerta de golpe.
Elías se sentía feliz de haber pasado aquella noche compartiendo tiempo e historias con sus compañeros de trabajo y con la mujer que había cautivado su corazón, se alegró al sentir aquel abrazo de la peq