Mundo ficciónIniciar sesiónCapítulo 37: La sombra que insiste
La mañana transcurría tranquila, con ese ritmo lento y acogedor que Alejandra había aprendido a valorar desde que era madre. El café del barrio, con su aroma a pan recién horneado y su música suave de fondo, era uno de los pocos lugares donde se sentía en paz. Había salido a caminar con el bebé para que durmiera un rato. El cochecito se balanceaba suavemente junto a la mesa mientras ella esperaba su descafeinado con leche vegetal. Era su momento del día. Uno de los pocos.
Y entonces lo sintió.
No lo vio. Lo sintió.
Esa punzada conocida en la nuca. Una presión invisible que apretaba sin tocar. Como un perfume desagradable que regresa sin permiso desde una vida que una creía cerrada. Com







