Mundo ficciónIniciar sesiónCapítulo 38: El instinto del que ama
Matías llegó a casa poco antes del anochecer, con la chaqueta abierta por el viento fresco de la tarde y una bolsa de papel marrón entre las manos. El aroma a pan recién horneado llenaba el ambiente mientras cerraba la puerta tras de sí, sacudiéndose el cansancio con una sonrisa tranquila. Había sido una caminata corta, de esas que uno se toma para pensar sin decirlo, para volver a casa con el alma más liviana.
La casa estaba en silencio. Solo el susurro suave del monitor del bebé en la habitación contigua. Desde el sillón del salón, Alejandra revisaba su teléfono móvil con una concentración fingida. Su postura era relajada, pero su sonrisa, al verlo entrar, era demasiado rápida. Demasiado perfecta. Como si la hubiera ensayado frente al espejo.
—¿Todo bien? —preguntó Matías, a







