—¿Seguirás molesta?— preguntó viéndola.
Aurora abrió la puerta del auto y se metió sin decir ni una palabra.
Theo se llevo ambas manos a la nuca y gruñó para luego abrir la puerta del auto y entrar junto con Aurora.
—Estoy volviéndome loco, háblame.
Aurora lo miró y suspiró molesta.
—No vuelvas a gritarme, en verdad quiero creerte, quiero creer que estás intentando cambiar.
—No es fácil.—susurró Theo para luego encender el auto.
—No quiero a un monstruo para mi hijo
—¡Lo sé!
—¿Acaso no quieres ver a tu hijo?— preguntó ella.
—¡Quiero estar a diario contigo y con mi hijo pero sé perfectamente que no es posible! ¡lLo he arruinado una y otra vez! Maldición, me odias y yo te amo.
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