Capítulo 34 – Dejarlo todo.
Mi teléfono no dejó de sonar, pero no iba a cogerlo, ni siquiera tenía ganas de enfrentarme a esa realidad, en el que volvía a ser usada por un hombre, siempre elegían a otra mujer con la que estar, a mí solo me usaban para una cosa.
El camarero volvió a llenarme el vaso con tequila, y yo dejé que esa bebida inundase mi garganta, antes de meter el limón que me haría volver a derramar más lágrimas.
¿Por qué me sentía tan patética? ¿Por qué no podía rendirme y dejar de luchar, justo como él había hecho? ¿Por qué era la única que seguía luchando contra algo que no estaba destinado a ser?
Septiembre, ese mes que te indica que pronto acabará el verano estaba allí. Hacía frío cuando salí del bar