Después de acomodar nuestras cosas en la habitación, Emir y yo nos preparamos para salir a cenar. Nos dirigimos a un restaurante cercano que Emir había recomendado. La comida fue deliciosa y la conversación fue fluida. Después de cenar, Emir me miró
— ¿Qué te parece si vamos a un lugar para bailar un rato?
— Me encantaría — respondí, emocionada.Emir sonrió.
— Conozco el lugar perfecto. Vamos al Coco Bongo.
Me sorprendió. El Coco Bongo era el club más famoso de Cancún, conocido por sus shows y su ambiente animado.
— ¡Genial! — dije, entusiasmada.
Nos dirigimos al club y, después de un breve tiempo en la fila, entramos.
Una vez dentro del Coco Bongo, fuimos recibidos por el ruido ensordecedor de la música y las luces estroboscópicas que iluminaban el lugar. El ambiente estaba electrizado, con gente bailando y disfrutando de la noche en cada rincón. Emir se dirigió hacia el bar, sorteando a la multitud con facilidad, y me hizo una señal para que lo siguiera.
— ¿Qué te parece si pedimos