Mateo y Dana decidieron extender su viaje y visitar Boston, una ciudad más tranquila, pero no menos fascinante. Allí, recorrieron el histórico Freedom Trail, se maravillaron con la arquitectura de Beacon Hill y disfrutaron de una tarde navegando en el puerto.
En Boston, Mateo comenzó a abrirse aún más. Durante una cena en un acogedor pub local, le confesó a Dana algo que había estado guardando. -¿Sabes? A veces me pregunto si estaba tan enfocado en tener una familia perfecta que no vi las señales. Quizás, en el fondo, sabía que algo no encajaba, pero elegí ignorarlo.Dana lo miró con ternura. -No puedes culparte por eso, Mateo. Todos queremos aferrarnos a las cosas que nos hacen felices. Pero lo importante es lo que haces ahora, con lo que sabes.En silencio, se sentaron en un muelle en el puerto de Boston, contemplando las luces reflejadas en el agu