Estar en reposo por culpa de la herida de bala infectada, era como estar preso, pero debía hacerlo. Estar entre cuatro paredes en compañía de Alicia no era fácil. Sin embargo, aunque pensé que podía “soportar” algunos días así, pensar en Samantha no me dejaba tranquilo.
Llamé varias veces a la empresa y mi asistente me aseguró que Alessandro no se había presentado a trabajar y sin duda era lo más sensato que podía hacer. Aunque si él no se va por sus propios medios, yo mismo haré que se vaya.
Llamé varias veces para asegurarme y le prohibí la entrada en caso de que su descaro no tuviera límites y decidiera volver. Aunque en el fondo igual temía por Samantha. Sentía que no tenía el control y eso me desesperaba. Quizás era sencillo evitar que se encontraran en la empresa, pero no afuera de ella.
Pero, aunque eso mantenía mi mente preocupada, lo peor fue tener entre mis manos las fotos de las hermanitas de Samantha. ¿Por qué Eros me envió esas imágenes? Revisé bien el sobre y al final, e