Durante el desayuno, Mike y sus compañeros tuvieron que lidiar con las constantes preguntas de los otros competidores y reporteros sobre la ausencia de Leo. Aunque habían acordado responder vagamente sobre el paradero del novato, todos se sentían fastidiados de que la atención se centrara en él y no en su desempeño como jugadores.
Cuando el evento terminó, finalmente pudieron respirar de alivio, pero como ya estaba próximo a comenzar el torneo final, Ian se acercó a su líder.
—¿Estás seguro de que ese tonto vendrá a jugar?
Ante este cuestionamiento, Michael estaba bastante harto de la situación, así que respondió con seriedad.
—Mira, a estas alturas del partido solo quiero terminar con esto y largarme a casa. Así que no se preocupen, mejor tomen algo para relajarse y nos vemos en la cabina.
Luego de decir esto, se encaminó hacia el ascensor. Entonces Dan preguntó con desesperación.
—¿Vas por Leo?
Mike ignoró la pregunta de su compañero y continuó con su camino decidido a hacer “