JACK
—¿Dónde está?
No es difícil saberlo. Me planto en la puerta de casa de mis padres y llamo al timbre. Claro que me preocupa que haya venido, ha venido sola y como se desmorone otra vez... Pero no, está sentada en el sofá y no soy consciente de lo intranquilo que estaba hasta que me mira.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta y se levanta.
—Estaba preocupado. ¿Todo bien?
Asiente lentamente y se arrastra a mi lado. Levanta la mano y me la deja en el pecho, tocándome como si fuera un perro que necesita calmarse.
—Todo bien.
Cojo su mano y me la llevo a los labios. Hace tanto que no entro aquí que ni siquiera recuerdo si antes se sentía así o si olía así.
—Jack.
¿Jack qué?
Giro el cuello y lo miro. Cee se me escapa de las manos y quiero atraparla pero ya es tarde, se pone de puntillas y me da un beso fugaz en la mandíbula.
—Habla con ellos —me susurra y me da otro beso—. Te quiero.
Yo la quiero pero esto es una encerrona de manual. La casa entera se me cierra cuando ella sale y me deja so