Capitulo 32.
Todos escucharon sobre la pronta partida de la manada visitante, así que estaban felices por ellos, pues todos eran conscientes lo duro que fue para ellos perderlo todo.
—Me alegro por ustedes, alfa Óscar—dijo Alexander con una sonrisa en mi rostro.
Los padres de Darían no sonreían, cosa que fue notada por Alexander y sus padres. No entendían el porqué, pero igual callaron y no preguntaron nada.
—Estamos agradecidos con todos ustedes, de verdad que lo que han hecho por nosotros y nuestra manada, es algo con lo que estaremos eternamente agraviados—dijo el alfa Óscar.
—Lo hicimos con todo el gusto del mundo —le dijo el alfa William—Sé que, si la situación hubiese sido, al contrario, ustedes no hubiesen dudado en ayudarnos.
—En eso tienes toda la razón, de verdad que se han ganado nuestra gratitud, muchísimas gracias —dijo nuevamente el alfa Óscar.
El resto del desayuno estuvo entre pláticas de cómo sería la nueva manada y de lo feliz que están todos por reconstruir el que sería su nuevo