Yo ya tengo una luna.
Alexander.
La ceremonia de sucesión terminó con éxito a pesar de las claras intenciones de Rubi.
Esta mujer no estaba dispuesta a ceder, pero la dejaría. Dejaría que se ilusionara y se creyera toda la historia que en su mente había creado. Una vez crea que lo ha conseguido, dejaría que mi Daría le demuestre quién es y será la única luna de esta manada.
Así inició mi reinado como alfa de la manada, cada día me sumergía en montañas de papeles, viajes, visitas, consultas, revisiones, supervisión y más.
Así el tiempo absorbía cada día de mi vida, tener tanto trabajo fue lo que me ayudó a estar de pie aun a pesar de la ausencia de mi amada compañera.
Por otro lado, estaba Rubi, quien hacía visitas a hospitales, escuelas, fundaciones y orfanatos, ofreciendo ayuda en su nombre y en nombre mío.
Haciendo entender que ella sería la luna, ya muchos la reconocían como tal. Al principio ese hecho me molestó, luego decido ignorar sus intentos de poseer un lugar que no le correspondía. Así, casi en