No sabían exactamente cómo resultaría, pero habían elegido seguir el camino a la reconciliación.
Victoria había empezado a dormir con su esposo todas las noches, las cuales estaban cargadas de pasión y una entrega sin límite.
Se miraban a los ojos, probaban los labios del otro con devoción, mientras se dedicaban palabras de disculpas; todo aquello era una rutina, que si bien, ayudaba a renovar ese matrimonio, no solucionaba el verdadero problema que los acechaba cada día.
Gerónimo.
Había una decisión que debía ser tomada y Victoria lo sabía. La fecha para la firma de aquellas negociaciones con Alessandro estaban próximas y debía de una forma u otra detenerlo. Por eso, esa noche había decidido confesarle la verdad a Massimo.
La castaña preparó la mesa como había sido la rutina las últimas semanas. Su esposo llegó a la hora exacta y con una sonrisa se acercó a besar sus labios.
—Huele delicioso—halago lo que se estaba cocinando.
Victoria sonrió antes de invitarlo con un gesto a t