Samuel
No tenía idea de cómo me sentía, aunque yo no tuve un solo golpe. Siento dolor en todo mi cuerpo. Tal vez era el alma, la cual pesaba demasiado en este instante. Ver el cuerpo de mi mujer magullado fue abrumante, ahora con lo dicho por Emmanuel. Donde era mejor no acercarme, dolía más.
Quería patear al mundo, reventar a golpes a la vida. ¿Por qué ella? ¿Qué daño le hizo Gabriela a la existencia para que tuviera dicha experiencia? ¿En dónde estuviste Dios? Los paramédicos sacaron una camilla y con el dolor de mi alma la dejé ahí. Volví a llenarla de besos. Rubí ingresó con ella, y por más que insistí en ir a su lado, no me dejaron.
—Sam, si despiertas y te ve será peor. Ahora debemos pensar en la recuperación de Gaby. —negaba ante las palabras de Emmanuel.
—¡Rubí! —Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
—Me quedaré a su lado, Sam.
Emmanuel se fue también en la ambulancia. Al ver desaparecer el auto donde la transportaban, dejó un amargo sin sabor en el alma. Me importaba una mierd