Emmanuel
No cometeré de nuevo el mismo error. Ya conocía como era Rubí, cada expresión de su cuerpo lo entendía, no en vano tenía varios meses analizándola. Se encontraba desesperada por saber que le escribí dado a mi comportamiento déspota con Ana María. Eros nos mantuvo más que ocupado, ella se la pasó documentando y nosotros dos revisando los cambios en los pacientes con los resultados médicos realizados.
Notamos un patrón de cambio en los pacientes, algo leve, pero sus cerebros iniciaban la regeneración, pronto tendremos a nuevos seres consientes. Eran milagros lo que Eros proporciona en este pabellón. Ya iban a ser las siete de la noche. Y el cansancio estaba pasando factura.
—Terminamos por hoy.
Mi pequeña le entregó el portátil, ella tenía una muy buena redacción y sintetizaba las palabras de manera correcta. Dejaba los archivos muy entendibles para luego completarlos, aunque Erros se llevará trabajo para su casa. Yo necesitaba hablar con ella y aclarar todo. Era necesario.
De