Salvatore cargó a Amaranta hasta la cama y la dejó sobre ella, le pasó una toalla mientras Amaranta estaba con los ojos cerrados para no mirar nuevamente a Salvatore en bóxer.
Salvatore al ver el gesto y expresión de Amaranta se sonrió haciendo gesto de negación.
— ¿Y crees que voy a creerte que nunca has visto hombres desnudos.?
— He visto a muchos, incontables para ser sincera, pero a ti no quiero verte.
Salvatore sintió como un puñetazo en el estómago al escuchar esas palabras.
—Y crees que yo quiero mirarte en calzones a ti, pues fíjate que no, e visto a mucha y más hermosas.
Amaranta sintió mucho enojo al escuchar esas palabras de Salvatore, abrió los ojos y los blanqueo al mirarlo.
— Eres un imbécil. ¿Sabías?
— Siempre lo supe, no es novedad.
Amaranta trató de levantarse y nuevamente cayó sobre la cama junto con Salvatore, que trató de sostenerla.
Sus miradas se encontraron y sus alientos se mezclaban de lo tan cerca que estaban.
Muy lentamente Salvatore se fue acercando a los l