La madrugada llegó, Salvatore salió de la habitación y fue a la de huésped para ducharse y salir de la villa, y realizar lo que hacía siempre, inspeccionar la producción.
Amaranta despertó se duchó y cambió, bajó a desayunar tenía que ir al hospital a realizarse los exámenes que le envió el médico.
— Buenos días a todos, y disculpen por bajar tarde.
— Tranquila querida, es tu casa y puedes hacer lo que desees. — Expresó una sonríe te Danielle.
Amaranta se sintió avergonzada, pues Salvatore le dejó muy en claro si posición ahí en esa villa.
— Espero no causar molestias, espero no molestar durante mi estadía aquí
— Tu no molestas hija, eres la esposa de Salvatore, y tienes todos los derechos como tal.
Salvatore se acercó a la mesa y ocupo du lugar.
— Buenos días familia, abuelo, todo en orden como siempre.
— Hijo, buenos días. ¿Y es así como saludas a tu esposa estando recién casados? Vamos, saludarla como corresponde.
Amaranta miro a Salvatore mientras esté miraba a su abuelo.
El cruce