Amaranta caminaba por los grandes jardines mirando el verde del campo, era hermosa la vista de los robles, en contrastes con las delicadas flores.
Llegó a las caballerizas y miró a todos los caballos.
— ¿La señora desea un caballo? — Una vos ronca y varonil la sacó de sus cavilaciones.
— ¡Eh! Si, por favor, pero que no sea muy rebelde, no soy experta en caballos.
— Mi nombre es Mario Luis, pero puede decirme cómo deseé.
— Bien Mario Luis, mi nombre es Amaranta Cristea Pierre D'Alessio, puedes decirme AmiCris, o como desees. ¡Ah! y por favor nada de señora.
— Pero usted es la señora, la patrona.
— No Mario Luis, no soy nada de eso, mi estadía aquí es temporal. — Mario Luis la miró algo extrañado
— Bueno como sea, venga tengo al caballo que será muy bueno con usted. — Respondió y fue por el caballo mas tranquilo.
— Por favor, no quiero pasar sustos. — Caminaron y rieron muy animadamente, Mario Luis preparó el caballo mientras Amaranta esperaba.
— Muy bien, aquí está, tiene el nombre de