La ropa estaba esparcida por todos lados, la habitación era llena de los gemidos de ambos, sus cuerpos estaban empapados por el sudor.
Las embestidas eran fuertes, profundas y placenteras.
Amaranta y su enmascarado ahora no solo tenían sexo, se estaban haciendo el amor con tanta, pasión y tanto deseo.
— ¡Aaaagh! Si, más, por favor. — Pedía Amaranta entre gemido.
Salvatore bebía de sus pechos, mordía suavemente sus pezones, subía por su cuello y llegaba a sus labios, la danza de sus lenguas, les descargaba intensas sensaciones, al igual que la danza de sus caderas, ella salía a su encuentro, y eso hacía más placenteras las penetraciones.
— Te amo Ami, eres la mujer de mi vida. — Susurró sobre sus labios y profundizando sus besos.
En un movimiento sincronizado ella quedo encima de él, empezando a cabalgar lo, Salvatore acariciaba sus pechos, mientras ella tiraba su cabeza hacia atrás sintiendo lo todo dentro de ella, seguían con sus movimientos, ella gemía mientras el succionaba uno, lu