Amaranta, parada frente al espejo mirándose lo hermosa que estaba en su vestido de novia.
Su madre y suegra la ayudaban con los últimos detalles.
— Estás hermosa hija mía.
— Gracias madre, gracias por todo ese amor y protección que me diste siempre.
— Y lo seguiré haciendo mi niña, mientras estemos aquí, tu padre y yo estaremos para ustedes.
— Y puedes contar conmigo sienpre mi niña, eres mi hija desde el momento en que mi hijo te escogió para ser su esposa.
— Gracias Kiara, gracias por ser linda conmigo siempre.
La nana Sofía entró a la habitación y dio un abrazo a su niña convertida ya en madre de cinco y vestida de novia.
— Mi chiquita, te cargué en mis brazos y ahora, ahora veo a tus hijos crecer.
— Nana querida, te vas conmigo, serás otra abuela de mis terremotos.
— Por supuesto que sí, bien hija, tu padre está ahí fuera esperando para entrar.
— Hazlo pasar nana,
Nana Sofía abrió la puerta y entró Stéfano.
Caminó hasta ella y sonrió.
— La más pequeña de mis hijas la entregaré ho