LA PROPUESTA

Salvatore luego de dejar a Amaranta en el hospital fue directo a las oficinas de Adrián Alonzo.

Llegó al imponente  edificio, dejo su Audi A3 Sportback, en es estacionamiento y subió por el ascensor directo a la oficina de la asistente del presidente.

— Tengo cita con Adrián Alonzo Pierre.

Manifestó con despotismo y frialdad sin saludar ni responder el saludo de Celia.

— Buenos días señor De la Rosa. Pase por aquí por favor.

Celia lo encaminó a la sala de juntas donde solo el faltaba.

Las puertas se abrieron y Adrián Alonzo lo miró con un poco de molestia.

Salvatore se acercó un poco a Adrián Alonzo y le comentó en voz baja lo que era la causa de su retraso.

— Mi tardanza se debe a que fui al hospital a dejar a tu hermana, extravió las llaves de su auto y llegaba tarde para una cirugía.

— Te lo agradezco mucho, ya soluciono eso. Celia, envía un auto al hospital para Amaranta.

— Enseguida señor.

Celia salió y la junta empezó, durante las horas de la mañana llegaron a los acuerdos y firmaron los nuevos contratos. Salvatore tendría una oficina en el mismo edificio de Adrián Alonzo, marcó el número de Jisso y ella contestó enseguida.

— Todo listo, estoy asociado con las empresas de los Pierre.

— Estás seguro de lo que deseas hacer. — Preguntó una Jisso preocupada por lo que planeaba su amigo.

— Paso por ti, iremos a almorzar.

Salvatore pasó por Jisso y fueron justo al restaurante donde se encontró con Amaranta y Emiliano.

La hora del almuerzo pasó entre conversas triviales y risas entre Amaranta y Emiliano.

Se terminó la hora y salieron del restaurante, para regresar al hospital.

— ¿Te pasa algo? Te veo pensativa. — Interrogó Emiliano, mirando a Amaranta distraída.

— No, nada, es solo que tengo la sensación de que ya vi antes a Salvatore y no se dónde.

— Según lo que escuché, han tenido encuentros desagradables. — Expresó con sorna Emiliano.

— Sí, lo sé, pero no sé, algo me dice que ya nos hemos visto antes, su tono de voz me resulta familiar.

— Tal vez lo viste en otra vida, y en esta se está haciendo un reconocimiento.

Ambos rieron y continuaron su camino.

Salvatore no estaba lejos de tener la misma sensación de verla antes.

Verla irse con Emiliano fue algo que muy, muy dentro de él no le gustó, pero el Jamás aceptaría reconocer ese mal sabor de boca causado por esa escena

Eso sería serle infiel a sus sentimientos por su sirena.

— ¡Sal! ¿Me estás escuchando?

— Si, te escucho Jiss. Pero repite lo.

— Deja ese sentimiento negativo, y busca a tu amor, no pierdas tiempo en una venganza amargando te la vida,  encuentra la,  puedes ser feliz al lado de tu sirena, búscala, sana tus heridas, y búscala, sé feliz con ella, no me gusta verte así; jamás me ha gustado verte con esos sentimientos oscuros de venganza que dices tener por esa familia, eso es un problema de tu madre, que ella los arregle.

Salvatore miró fijamente a Jisso, muy dentro de él, sabía que lo que ella decía era verdad, pero se negó a escucharla.

— No Jiss, mi plan ya está encaminado, terminar casado con la consentida de los Pierre y hacerla sufrir y llorar en silencio, como lo hizo mi madre, verla así sabré que ellos vivirán lo mismo que vivimos mi abuelo, y yo viendo a mi madre llorar por las pesadillas que tenía.

Jisso hizo un gesto de negación y prefirió cuestionarlo aún más.

— Entonces, sigue adelante con tu absurda venganza, por qué yo no voy a estar a tu lado, y cuando te vea arrepentido por hacerle daño a una inocente, quizás vuelva a ti como siempre, y si ahora no me quedo contigo, es porque no me gusta la injusticia, y no me voy a callar si me quedo aquí a tu lado. Será mejor que aquí nos despidamos, sigue tu camino de venganza, que yo me iré, no te puedo acompañar en esto, perdóname Salvatore, pero en esta aventura no te voy a acompañar tendrás que aventurarte solo.

Jisso cogió su cartera y salió sin mirarlo subió a un taxi que la llevaría al aeropuerto para ir de regreso a España.

Salvatore se quedó mirando a la nada,, salió de ahí y se fue al departamento.

Subió y se metió al baño,

Ahí, bajo la lluvia artificial sus pensamientos eran un caos.

" Sirena, ¿Sirena donde estás? Si hubiera asistido a nuestras citas cada años. No. Fue mejor así, porque de haber asistido a nuestra cita te hubiera lastimado al dejarte para venir a cumplir con la promesa de vengar a mi madre por tantos años de sufrimiento."

No vio cuanto tiempo pasó ahí bajo el agua, salió del baño, se cambió y salió a la terraza. Mirando a la nada, y con los pensamientos hecho un lío, alguien llamó su atención al otro extremo de la terraza

La miró en ese diminuto traje de baño y meterse a la piscina.

" Pareces una siré.."

— Pero que carajos estoy pensando. — Se cuestionó al momento de no terminar el hilo de sus pensamientos.

Amaranta nadaba sin darse cuenta de que era observada por el.

De pronto recordó la promesa de la cita, cogió su teléfono y marcó su número.

— Hola AmiCris. Será que esta noche podemos salir a cenar, recuerdas que tenemos una cita pendiente.

— Lo recuerdo. Pero tranquilo no hace falta, todo está bien no hay rencor.

— ¿Me estás plantando?

— No, no es eso es solo que y si ¿Cenamos en casa? Yo preparo la cena y tú eres mi invitado.

De pronto Amaranta miró, y lo vio, sus miradas se encontraron y una ligera sonrisa se dibujó en el rostro de Salvatore, Amaranta le hizo señas de que podía ir con ella.

Salvatore sin pérdida de tiempo tomó una botella del más caro de los vinos y se fue. Estaba frente a la puerta de Amaranta.

— Hola, traje vino.

— Hola, está bien, pasa.

— Vamos a la piscina está deliciosa el agua.

— Seguro que si.

— Nana, por favor prepara algo de bocadillos, estaremos en la piscina.

— ¿Te pasa algo Salvatore?

— No, solo es que, creo que me cambiaré a esta área del edificio. — Expresó sonriendo.

— ¿Por que harías eso? ¿Acaso no te gusta tu departamento.?

— Si, me gusta pero aquí estás tú.

Amaranta lo miró .

" No, no ya no más Tritón, fuiste solo un sueño una promesa olvidada" Se cuestionó mentalmente.

— AmiCris, me estás escuchando.

— Si, te escuché.

— Mi manera de disculparme contigo, por lo del accidente, la haré cada día, aquí en tu casa recibes un girasol y en el trabajo una rosa blanca.

Amaranta se sorprendió a saber que era él quien le dejaba ese girasol cada día en la puerta

— ¿Eres tu? Tú dejas esas flores cada día desde mi accidente.

— Si, así es, es mi manera de pedir disculpas. Soy muy corto de palabras y no se cómo expresar lo que siento.

Amaranta apretó sus labios, y dibujó una sonrisa.

— No hacen faltas palabras, estás disculpado, perdonado, y libre de culpas, las flores hicieron su trabajo.

Gracias, por ese detalle.

Salvatore se acercó tanto que sus alientos casi se mezclaban.

— Eres hermosa AmiCris, lo que deseo es ganar tu perdón, me encantó esa mujer distraída que me tiró al suelo en el aeropuerto.

Amaranta cerró los ojos por la proximidad de Salvatore.

Muy despacio se acercó y dejó un tierno beso en sus labios.

Amaranta abrió sus ojos y se encontró con los oscuros ojos de Salvatore, se perdieron por un momento en la mirada de cada uno.

Salvatore unió nuevamente sus labios y profundizaron ese beso. Que de parte de Salvatore era mecánico, algo planeado, no quería perder el tiempo en cosas de galanteo.

Muy contrario a Amaranta que sintió una explosión de emoción, era su primer beso, ese que había reservado para su amor de infancia, para su chico Tritón, respondió a ese beso que sintió quemar sus entrañas.

Se separaron por falta de aire en sus pulmones. Salvatore se disculpó por su atrevimiento, y decidió hacerle una propuesta sin rodeos.

— ¿Quieres ser mi novia sustituta? — Preguntó así de repente.

Amaranta lo miró, sintió latir su corazón tan fuerte que todo lo vio como una locura.

— ¿Tu novia sustituta? ¿Pero si apenas nos conocemos como me vas a pedir eso? ¿Acaso te volviste loco?

— ¿Has escuchado de los matrimonios arreglado?

— Si, pero ese nunca será nuestro caso, jamás hemos sido moneda de cambio para mí padre, nosotras escogemos cuando y con quién nos casamos.

— Por eso te estoy pidiendo que seas mi novia sustituta, no te estoy obligando, necesito ayuda, te cuento y así  conoces la razón de mi petición, y así decides ayudarme o no.

— Mmm déjame pensarlo, dijo analizando  la locura  que Salvatore le proponía.

Continuaron en la piscina, pasaron el resto de la tarde y decidieron preparar la cena.

— Nana, yo preparo la cena esta noche, puedes ir a descansar.

— ¿Segura mi niña?

— Si Nana.

La cena empezó a ser preparada entre risa y uno que otro viste dicho por Salvatore.

Era un hombre diferente reía, y sentía la calidez que Amaranta le transmitía.

La miró fijamente por un momento, y recordó las palabras de jisso

"Deja ese sentimiento negativo, y busca a tu amor, eso es un problema de tu madre, que ella los arregle,y cuando te vea arrepentido por hacerle daño a una inocente quizás vuelva a ti como siempre."

— Tierra llamando a Marte. ¡Hey! Estás aquí pero tus pensamientos no.

— Solo recordé a Jisso, en algo que me dijo.

— Jisso? La chica del restaurante.

— Si, Amaranta, necesito tu ayuda. Jisso es mi mejor amiga y aún así no me quiso ayudar.

— Dime, si está en mis manos lo hago.

— Cásate conmigo, no tengo tiempo suficiente, será un acuerdo de matrimonio, solo por seis meses.

Amaranta quedó en shock por lo que estaba escuchando. ¿Acaso se volvió loco?

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