Alessia:
Ahora gozo de cierto prestigio entre su gente.
Las mujeres se acercan a la tiendan y se ofrecen a servirme. Trenzan mis cabellos, me preparan el baño, alistan mis vestiduras y me hacen compañía en lo que él no está.
He aprovechado mi nuevo estatus, para hacer cambios de poco a poco en la vida de Kyla.
Me aseguré de cambiar sus harapos por ropas mejores, ordené que el sanador atendiese a su tía, y cuando Karman sale de casa con sus hombres recibo a la niña en nuestra tienda.
—¿Recuerdas a tu madre?- la interrogó por señas.
“ No.” Me responde.
Y mi corazón se contrae en un doloroso puño, porque no podría imaginarme una vida más desdichada que la que lleva esta pequeña.
***
A pesar de que soy su mujer en todos los sentidos, Karman no me libera de la cadena.
Sé que disfruta de mis atenciones.
Adora mis masajes y que me meta en la tina con él a disfrutar juntos del baño. Sin embargo, no confía en mí del todo. Es por eso que no me deja en libertad.
Estamos en su cama, desnudos y ja