— Eso no puede ser cierto.- protesta Burya.
— ¿Estás completamente segura?
— Sí.- respondo en un chillido ahogado.
Me miran con el ceño fruncido y diferentes expresiones de perplejidad.
— Muéstranos tu lunar.- ordena Burya.
Doy un paso atrás.
Oh no.
No voy a desnudarme ante ellas.
— Vamos, no seas tímida. Todas somos mujeres, ¿por qué el excesivo pudor?- Zai intenta convencerme.
Entre ella y Mem se acercan a agarrarme y salgo dispara en dirección contraria.
Burya y Sarab se unen en la persecución, corriendo tras de mí como si sus vidas dependiera de ello. Gritan y chillan, mientras las gemelas acortan la distancia con mi persona alcanzándome y haciéndome tropezar, el impulso nos lleva a caer dentro de la piscina artificial del pabellón.
Las chicas parecen haber olvidado por completo el objetivo de la persecución, porque se entretienen lanzándose agua una a la otra y riendo como locas.
Sarab y Burya llegan hasta nosotras, Burya chilla de contenta y da saltitos.
— ¡Qué divertido! – grit