Mundo ficciónIniciar sesiónEl grito ronco y desesperado de Amelia —"¡LUCA! ¡NO!"— cortó el aire viciado de la habitación, más afilado y mucho más efectivo que cualquier alarma de hospital.
El tiempo se congeló.
La furia asesina que había consumido a Luca se evaporó en un instante. Sus manos, que habían estado cerradas alrededor del cuello de Li-Na con la intención de matar, se aflojaron. El shock fue tan profundo que sus brazos cayeron a sus costados, inertes.
Li-Na colapsó en el suelo, tosiendo, jadeando, aferrándose a su garganta y a su vientre, el terror en sus ojos reemplazado por la confusión.
Alessandro, que se había lanzado hacia adelante para detener a su sobrino, se quedó paralizado en el umbral.
Luca no miró a Li-Na. No miró a Alessandro. Se giró lentamente, casi con miedo, hacia la cama.
Amelia estaba semi-incorporad







