Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche después de la desastrosa comida, Luca Bellini no regresó al St. Regis. No podía. La imagen de Emilio atrapando a Lombardi, la mirada de pánico en Ivanka, la certeza de que algo más oscuro se escondía bajo la superficie... todo eso, sumado a la revelación de la violencia de Noah, lo mantenía atado al hospital.
Hizo lo que mejor sabía hacer: movió hilos. Con una generosa "donación" al fondo de enfermería y una llamada del Dr. Ramírez (facilitada por él), se aseguró el acceso ilimitado a la habitación de Amelia durante la noche.
Eran las 3 de la madrugada. El hospital estaba sumido en el silencio profundo de las horas muertas, roto solo por el suave siseo del oxígeno de Amelia y el pitido rítmico de sus monitores. Ella respiraba por sí misma, estable.
Luca estaba sentado en un sillón







