Dios mío, ¿acaso me he acostado con una versión femenina de Sherlock Holmes?
¡Qué perspicacia y habilidades de deducción tiene esta mujer!
Y no solo eso, su forma de hablar es tan atrevida y desinhibida que, si de verdad se pone a buscar piso por piso, realmente podría encontrarme.
Apresurado le respondí: ¿Qué es lo que quieres?
Mujer: No quiero nada en especial, solo me siento mal y busco a alguien que me acompañe a tomar unas copas. Aunque, si lo prefieres, también podríamos repetir lo de anoche. Total, estoy más que dispuesta a traicionar de nuevo a ese idiota.
No sabía qué hacer, ¿debería ir o no mejor ir?
Después de pensarlo por un largo rato, le contesté: Acepto ir, pero con una sencilla condición: no puedes encender la luz.
Mujer: Entendido, no quieres que te vea, bueno lo respeto.
Me puse una mascarilla y una gorra para cubrirme bien.
Aun así, sentía que esto no era suficiente.
Así que busqué entre sus ropas viejas del armario y encontré un uniforme de trabajo que mi hermano n