Capitulo879
Arrastrando mi cuerpo agotado como pude y cubierto de sangre, me subí al auto. Apenas encendí el motor, marqué el número de Patricia. Cuando atendió, le dije con voz apagada que esta noche no iba a poder ir a su casa, que tenía algunos asuntos pendientes que atender.

Conduje directo hacia la pequeña casita que había estado alquilando, sintiendo cada bache en el camino como una tremenda punzada en mis heridas.

Al llegar, apenas crucé la puerta, vi a Kiros acercarse corriendo. Su rostro palideció al verme.

—Óscar… ¿qué te pasó? —preguntó con la voz temblorosa.

Sofía también se había despertado con el alboroto. Salió corriendo de su cuarto y, al verme en ese lamentable estado, con la ropa empapada en sangre, se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Óscar… tú… ¿qué te pasó?

—Fue Lucian —dije mientras me dejaba caer con dolor en una silla—. El guardaespaldas de Mikel. Me dio una puñalada con una hoja de acero. Pero tranquilo, ya revisé: no me tocó ningún hueso. Esto es una herida superficial
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