Esta vez, para mi sorpresa, María se puso de mi lado:—Lo acepten o no, tendrán que aceptarlo.Hace tiempo que quería decirlo: la medicina occidental tiene demasiados efectos secundarios, y encima crea dependencia.Si seguimos por ese camino, la enfermedad tal vez no se cure, pero el cuerpo sí que se va a acabar consumiendo.—Yo hablaré con Patricia.Y respecto a los padres de Patricia, ahora mismo están en Luzmárida.No van a volver pronto, así que de momento… no hace falta decirles nada.
María nunca se había pronunciado así antes, en especial considerando que trabajaba en ese mismo hospital.Como doctora formada en medicina occidental, hablar mal de su propia disciplina podía generarle muchos problemas.
Pero ahora lo que estaba en juego era la vida de Aquilino.
Y más allá de eso, ella no podía soportar ver sufrir a su mejor amiga.
Si Aquilino llegara a morir… ¿qué sería de Patricia?
Me giré hacia él y le pregunté:—¿Estás de acuerdo con esto?
Aquilino dudó.
Siempre había sido un hombre muy r